viernes, 30 de octubre de 2015

La Villa de Nuestra Señora de La Candelaria en el Año de 1874

"En la época de mi niñez era muy pequeña la ciudad. Incluyendo las fracciones de Prado, San Cristóbal, El Poblado, Belén, La Granja ( hoy la América), La Aldea (hoy Palmitas), Hato Viejo (hoy Bello) y Aná (hoy Robledo), solo contaba con 29.765 habitantes. según el censo de 1870.
Su área urbana de sur a norte empezaba con la calle de San Juan, abierta solamente hasta el punto donde está hoy la Estación del Ferrocarril de Antioquia; de oriente a occidente se iniciaba en la carrera Giradot, que solo estaba abierta desde la calle de Pichincha hasta la de Colombia, en el punto donde existía una Casa de Huérfanos y donde está situada hoy la residencia de don Carlos Vásquez Latorre. Por el oriente llegaba hasta el río Medellín"
 
Tomado de "Cosas viejas de la Villa de la Candelaria". OCHOA Lisandro, Escuela Tipográfica Salesiana, Medellín 1948 Pg. 7
 
El principio del encuentro surge aquí, precisamente cuando nos damos cuenta que el futuro solo se puede construir desde el pasado y que las raíces son el llamado de la sangre que nos inunda. 
Hace sesenta años Medellín causó admiración por su belleza arquitectónica, y aunque evidentemente sus gentes estuvieron atravesadas por la religión y las costumbres, adoptaron los modelos propios de las ciudades europeas de la posguerra, hoy nos encontramos en una nueva guerra, la que nos enfrenta con la soledad de la globalización, la masificación de nuestras mentes y nuestras actitudes y la individualización de la intimidad, el sentimiento, la creatividad y en síntesis el pensamiento.
Los invito entonces a escribir una crónica conjunta, en la cual se enriquecerá el archivo fotográfico realizado por todos nosotros en Facebook, propongo este texto para comentarlo y leerlo por pequeñas partes, jugar con la historia entonces es otra manera de construirla.
Propongamos otros textos y recreemos este espacio con otros nuevos, escriban los suyos propios, y para finalizar, hagan uso libre de él, es de todos y para todos.
 
Jorge Enrique Cuéllar Agudelo

LÍMITES DEL MEDELLIN DE 1874

"La Calle de Maturín estaba abrierta desde Niquitao  hasta la de Cúcuta.  La calle de Colombia, por el oriente, comenzaba detras de la Iglesia de San José. La calle de Caracas  se iniciaba en la hoy carrera Sucre.  La de el Perú  principiaba frente a donde está la casa de don Germán Saldarriaga.  La de Bolivar; más abajo se conocía con el nombre  de calle de Zea.  La de la Paz, entre las  carreras Bolivar y Cundinamarca, y ésta solamente solamente   entre la de Pichincha   y la de la Paz.
El resto de la ciudad y la mayoría de los barrios  que hoy conforman  la capital de Antioquia  eran mangas y solares"
Tomado de COSAS VIEJAS DE LA VILLA DE LA CANDELARIA  pag. 7

"La gente vivía encantada en éste como limbo de la monotonía y la rutina.. La potestad paterna y sacerdotal eran tenidas como fuero divino. Los padres concertaban los matrimonios entre sus hijos y sus hijos se sometían.
La vida de estos magnates, sin política, sin finanzas, sin prensa, sin espectáculos, sin clubes, sin cafés, sin parrandas, tenía que apacentarse en los remansos de la religión y del hogar, con alguna sal idilla a sociedad. En efecto, se levantaban con el alba, desayunaban, iban a misa, volvían a tomar la media mañana, se iban al río, a pie o caballo, almorzaban a las ocho, echaban siesta hasta las 11, tomaban el piscolabis, daban otro trasiego, o bien a la una, iban a visitar al santísimo, tomaban la media tarde; se iban de caminata a las cuatro, con tertulia y paliqueo. A las seis rezaban el rosario, y si era en invierno, jugaban hasta las ocho o nueve, se llenaban y... A dormir. Si en el verano, salían de visita casi siempre con la mujer; el envuelto en su capote; ella en su mantellina, muy custodiados de dos negros, que los alumbraban con faroles. Y ¿se hacían aquellas señoronas, sin modas ni espectáculos? Rezar, comadrear, como ahora; y, a falta de bailes y teatros, lugar de noche que aquello era".

Tomás Carrasquilla