La Villa de Nuestra Señora de La Candelaria en el Año de 1874
"En
la época de mi niñez era muy pequeña la ciudad. Incluyendo las
fracciones de Prado, San Cristóbal, El Poblado, Belén, La Granja ( hoy
la América), La Aldea (hoy Palmitas), Hato Viejo (hoy Bello) y Aná (hoy
Robledo), solo contaba con 29.765 habitantes. según el censo de 1870.
Su
área urbana de sur a norte empezaba con la calle de San Juan, abierta
solamente hasta el punto donde está hoy la Estación del Ferrocarril de
Antioquia; de oriente a occidente se iniciaba en la carrera Giradot, que
solo estaba abierta desde la calle de Pichincha hasta la de Colombia,
en el punto donde existía una Casa de Huérfanos y donde está situada hoy
la residencia de don Carlos Vásquez Latorre. Por el oriente llegaba
hasta el río Medellín"
Tomado de "Cosas viejas de la Villa de la Candelaria". OCHOA Lisandro, Escuela Tipográfica Salesiana, Medellín 1948 Pg. 7
El
principio del encuentro surge aquí, precisamente cuando nos damos
cuenta que el futuro solo se puede construir desde el pasado y que las
raíces son el llamado de la sangre que nos inunda.
Hace
sesenta años Medellín causó admiración por su belleza arquitectónica, y
aunque evidentemente sus gentes estuvieron atravesadas por la religión y
las costumbres, adoptaron los modelos propios de las ciudades europeas
de la posguerra, hoy nos encontramos en una nueva guerra, la que nos
enfrenta con la soledad de la globalización, la masificación de nuestras
mentes y nuestras actitudes y la individualización de la intimidad, el
sentimiento, la creatividad y en síntesis el pensamiento.
Los
invito entonces a escribir una crónica conjunta, en la cual se
enriquecerá el archivo fotográfico realizado por todos nosotros en
Facebook, propongo este texto para comentarlo y leerlo por pequeñas
partes, jugar con la historia entonces es otra manera de construirla.
Propongamos
otros textos y recreemos este espacio con otros nuevos, escriban los
suyos propios, y para finalizar, hagan uso libre de él, es de todos y
para todos.
Jorge Enrique Cuéllar Agudelo